(De “El Loco”)
Una vez, mientras vivía yo en el corazón de una granada, oí que una semilla decía: Algún día me convertiré en un árbol, y cantará el viento en mis ramas, y el sol danzará en mis hojas, y seré fuerte y hermoso en todas las estaciones.
Luego, otra semilla habló: Cuando yo era joven, como tú ahora, yo también pensaba así; pero ahora que puedo ponderar mejor todas las cosas, veo que mis esperanzas eran vanas.
Una tercera semilla se expresó así: No veo en nosotras nada que prometa un brillante futuro.
Y una cuarta semilla dijo: ¡Pero qué ridícula sería nuestra vida sin la promesa de un futuro mejor!
La quinta semilla opinó: ¿Para qué disputar acerca de lo que seremos si ni siquiera sabemos lo que somos?
Pero la sexta semilla replicó: Seamos lo que seamos, lo seremos siempre.
Y la séptima semilla comentó: Tengo una idea muy clara acerca de cómo serán las cosas en lo futuro, pero no la puedo expresar con palabras.
Después habló una octava semilla, y una novena, y luego una décima, y muchas más, hasta que todas hablaban al mismo tiempo y no pude distinguir nada de lo que decían todas esas voces.
Así pues, aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi mudas.