Tú no eres ninguna de las historias que te habías creído.
En realidad, tú eres la ausencia de historias.
Tú eres Espíritu.
Cuando te despiertas de tu historia,
¿sabes lo que descubres respecto a todos los demás?
Que no son su historia. Que también son Espíritu, como tú.
Y es que no puedes ver tu verdadera naturaleza
sin ver también la verdadera naturaleza de todo.