Fábulas de Esopo

El zorro que engordó mucho

    Un zorro hambriento encontró en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado escondidos en una cavidad.

    El zorro entró en dicha cavidad y se los comió todos, pero tanto comió y engordó que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema en que había caído; pasó por allí otro zorro y, oyendo sus quejidos, se le acercó y le preguntó qué le ocurría.

    Cuando se enteró de lo acontecido, le dijo: ¡Quédate tranquilo hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces podrás salir fácilmente!

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Con paciencia se resuelven muchas dificultades.

Fábulas de Esopo

El Águila y los Gallos

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas,

hasta que al fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral,

ocultándose ahí.

En cambio, el vencedor –orgulloso– se subió a una tapia alta

y cantó con gran estruendo,

mas no tardó un águila en caerle y llevárselo.

Desde entonces, el gallo que había perdido la riña se quedó con todo el gallinero.

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A quien hace alarde de sus propios éxitos,

no tarda en aparecerle quien se los arrebate.