Reflexiones

La Regla de Oro

    Trata a los demás como te gustaría ser tratado, o también No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan, son variantes de un principio ético que se conoce como Regla de Oro y que forma parte de la ética de la reciprocidad.

    La Regla de Oro la podemos encontrar expresada de distintas maneras en diversas religiones y culturas, y por diferentes filósofos y sabios.

    A continuación, algunos ejemplos:

    En la Biblia, en Levítico 19:18, leemos: No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo.

    Y también: No hagas a los demás lo que a ti te desagrada. (Tobías 4:15)

    En Mateo 7:12 y Lucas 6:31 encontramos la Regla de Oro expresada por Jesús de Nazaret: Como queráis que los demás hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

        Y además Jesús dijo: Esto os mando: Que os améis los unos a los otros. (Juan 15:17)

    En alguna ocasión, alguien preguntó a Confucio: ¿Existe un principio que pueda guiar la conducta humana a través de la vida? Y Confucio respondió: No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan.

    Un hadiz islámico dice: Ninguno de vosotros es verdaderamente un devoto si no quiere para su prójimo lo que quiere para sí mismo.

    Se cuenta que un beduino se acercó al profeta Mahoma y exclamó: ¡Oh, mensajero de Dios! Enséñame una máxima cuya práctica me permita ir al Cielo. Entonces el profeta le dijo: Así como quisieras que los demás te hagan, haz con ellos; y lo que no te gusta que ellos te hagan, no les hagas. 

    En el Zoroastrismo, religión de origen persa, encontramos: No hagas a los demás lo que no es bueno para ti mismo. (Shayast-na-Shayast 13.29)

    Y en el Dhammapada, uno de los textos fundamentales del Budismo: Quien buscando la felicidad perjudica a los demás, no la alcanzará. La felicidad solamente es alcanzada por quien la busca sin perjudicar a los demás.

    Mahavira, principal figura del jainismo, enseñó: En la felicidad y el sufrimiento, en la alegría y el dolor, debemos considerar a todas las criaturas como nos consideramos a nosotros mismos.

    Y en épocas más recientes, el filósofo alemán Hans Reiner se refería a la Regla de Oro así: No hagas tú lo que reprochas a otros. Actúa como consideras que los demás deben hacerlo.

    Aunque no necesariamente los demás van a tratarte como tú los tratas; sin embargo, por principio, debes tratar a todos con bondad, ahimsa, honradez… Es decir, debes tratar a todos de la mejor manera posible; pero también, aplicando la ética de la reciprocidad y una variante no muy mencionada de la Regla de Oro…

NO DEBES PERMITIR

QUE ALGUIEN TE HAGA

LO QUE TÚ NO LE HARÍAS.