Jesús de Nazaret

Seguir a Cristo

    El Maestro Jesús dijo: Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. (Mateo 16:24-25 / Marcos 8:34-35 / Lucas 9:23-24)

    Con estas palabras, el Maestro Jesús nos indica que para seguir sus enseñanzas es necesario pasar por una especie de crucifixión del ego, es decir, erradicar toda la negatividad e impureza que exista en nosotros mismos en pensamiento, palabra, acción y emoción, así como también hay que abandonar la vida egoísta y comprometerse con la vida Crística, una vida basada en los valores más elevados que el Maestro Jesús enseñó: espiritualidad, amor, solidaridad, etc.

Jesús de Nazaret

El Hijo Pródigo

    El Maestro Jesús contó la siguiente parábola:

    Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Papá, dame la parte de la herencia que me corresponde”. Así que el padre repartió la herencia entre sus dos hijos. Poco tiempo después, el hijo menor se fue a un país lejano, vivió allí desenfrenadamente y derrochó su parte de la herencia. Cuando ya se había quedado en la ruina, sobrevino una grave escasez en aquel país y el joven comenzó a pasar necesidad. Entonces buscó trabajo, y un hombre de aquel país lo empleó para que cuidara los cerdos que tenía en su campo. El joven estaba pasando tanta hambre que hubiera sido capaz de comerse lo que comían los cerdos. Finalmente, recapacitó y se dijo: “los trabajadores de mi padre tienen toda la comida que necesitan, y yo aquí me estoy muriendo de hambre. Volveré a mi casa y le diré a mi padre que me he comportado muy mal con Dios y con él, que no merezco ser llamado hijo, pero que me dé empleo y que me trate como a cualquiera de sus trabajadores”. Entonces regresó a la casa de su padre.

    Cuando su padre lo vio, lo recibió amorosamente, y el joven le expresó su arrepentimiento. El padre ordenó que le trajeran la mejor ropa y mandó matar un ternero para realizar un banquete y celebrar el regreso de su hijo, pues dijo: “este hijo mío es como si hubiera muerto y ahora ha regresado a la vida, se había perdido y ahora lo hemos encontrado”. Y comenzó la fiesta.

    Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Al volver a la casa y ver que se hacía una fiesta, preguntó qué ocurría; y le dijeron: “tu hermano ha regresado sano y salvo, y tu padre ha mandado matar un ternero para realizar un banquete y celebrarlo”. Entonces el hermano mayor se enojó y no quería entrar. Así que su padre salió a pedirle que entrara. El hijo mayor le dijo: “He trabajado para ti desde hace muchos años, y nunca te he desobedecido; pero a mí jamás me has dado siquiera un cabrito para que haga una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que regresa él, después de malgastar su parte de la herencia teniendo una vida de excesos, matas para él el ternero más gordo!”. El padre le contestó: “¡Hijo mío! Tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos, porque este hermano tuyo es como si hubiera muerto, y ahora ha vuelto a vivir; como si se hubiera perdido, y ahora lo hemos encontrado.”

(Lucas 15:11-32)

    La palabra “pródigo” se refiere a una persona que desperdicia lo que tiene en cosas inútiles. No se debe confundir con la palabra “prodigio” (algo o alguien extraordinario).

    Esta parábola, junto con las parábolas de la Oveja Perdida y la Moneda Perdida constituyen una trilogía conocida como “parábolas de la misericordia” o “parábolas de la alegría”.

    Lo primero que llama la atención en esta parábola es que el hijo menor pide que le adelanten su parte de la herencia. Esto demuestra una terrible ansiedad e inmadurez. El error o pecado del joven no es solamente la petición ansiosa de su parte de la herencia, sino la libertad mal utilizada y el mal uso de la riqueza (libertinaje y derroche) que lo llevan a la ruina.

    Después de malgastar su parte de la herencia y quedar en la ruina, el joven tuvo que trabajar cuidando cerdos, pero el cerdo es un animal impuro para los judíos; de modo que el hecho de que el joven aceptara este trabajo e incluso estuviera dispuesto a comer lo que ellos comían, nos indica que había tocado fondo. A veces, el ser humano lleva una vida tan egoísta e inconsciente que tiene que caer hasta el punto más bajo para darse cuenta de su error.

    La situación extrema del joven no era un “castigo divino”, sino el resultado de sus malas decisiones y acciones. El joven entonces, arrepentido, regresó a la casa de su padre, el cual lo recibió con amor y sin juzgarlo. Con esto, el Maestro Jesús enseña que Dios es un padre amoroso y misericordioso que siempre perdonará y recibirá de esta manera a quien reconozca los errores que ha cometido y esté dispuesto a corregirlos y llevar una vida de bien.

    En esta parábola, el Padre representa a Dios y su misericordia. La herencia son todas las bendiciones que Dios nos da. El hijo menor representa a quienes, haciendo uso de su libre albedrío, deciden tomar un mal camino. Y el hijo mayor representa a quienes se supone que marchan por el buen camino, pero pecan de soberbia, pues piensan que están por encima de los demás y suelen juzgar a las personas muy a la ligera. En la parábola, el Padre explicó la situación al hijo mayor para que tomara conciencia y no se dejara llevar por esa actitud tan baja.

    Esta parábola es conocida tradicionalmente como la parábola del “hijo pródigo” o también como la parábola del “hijo perdido”. Sin embargo, al resaltar la misericordia de Dios hacia sus hijos arrepentidos y su alegría ante su regreso al buen camino, muchos consideran que el nombre de esta parábola debería ser “parábola del padre misericordioso” o “parábola del padre amoroso”.

Jesús de Nazaret · La Biblia

Busca el Reino de Dios

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(Mateo 6:33 y Lucas 12:31)

Buscar «El Reino de Dios y su Justicia»

significa permitir que la espiritualidad,

el amor, la solidaridad…

reinen en nuestro corazón,

en nuestra mente, en nuestra vida,

dentro de nosotros y entre nosotros.

Esto es lo primero, lo más importante;

lo demás vendrá después,

y Dios nos ayudará a conseguirlo.

Numerología

13

    Éste es un número acerca del cual hay supersticiones que han dado origen a lo que se conoce como Triscaidecafobia (del griego Triskaideka, “Trece”, y Fobia, “Miedo”): miedo irracional al número 13.

    Por ejemplo, suele decirse que se considera al número 13 de mal agüero debido a que en la Última Cena estuvieron presentes 13 personas (Jesús de Nazaret y sus discípulos), y uno de ellos (Judas Iscariote) traicionó a Jesús, quien posteriormente fue crucificado.

    Sin embargo, en Numerología y Kábalah el número 13 tiene significados positivos e importantes:

    El 13 está compuesto por el 1 y el 3, que nos recuerdan el Misterio de la Trinidad: Dios es Uno y Trino al mismo tiempo, lo cual significa que el 13 simboliza la Unidad y la Trinidad divinas.

    Además, el número 13 es 1 + 3 = 4. El 4 representa la Materia, el Universo Material, los 4 Elementos, los 4 Mundos de la Kábalah, la Estabilidad, la Estructura.

    Asimismo, en lengua hebrea, el valor numérico de las palabras Ejad (Uno) y Ahaváh (Amor) es 13. Si sumamos estos valores, obtenemos 26, el cual es el valor numérico del Tetragrama (IHVH), el nombre más sagrado de Dios. Es decir, Dios es Uno y es Amor.

    Así que más allá de cualquier superstición o creencia negativa acerca del número 13, recordemos y resaltemos siempre sus significados positivos.

Jesús de Nazaret

Jesús y la Regla de Oro

(Mateo 7:12 / Lucas 6:27 / Lucas 6:32-35)

    El principio ético que conocemos como Regla de Oro ha sido expresado a lo largo de la historia de distintas maneras (Leer: Regla de Oro).

    Jesús de Nazaret lo expresó así: Como queráis que los demás hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

    Sin embargo, Jesús agregó: Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian… Porque si solamente amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que les aman. Y si solamente hacéis el bien a los que os hacen el bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo… Vosotros, en cambio, amad a vuestros enemigos y haced el bien a todos.

    Es decir, a diferencia de otros, el Maestro Jesús deja muy claro que debemos tratar a todos de la mejor manera posible; no solamente a aquellos que nos tratan bien, sino también a aquellos que no necesariamente son nuestros amigos, aquellas personas con las cuales no simpatizamos, e incluso aquellos que pudiéramos considerar enemigos.

La Biblia · Reflexiones

Más importante que cualquier sacrificio…

Practicar la honradez y la justicia

es más agradable a Dios

que el sacrificio.

(Proverbios 21:3)

*

Misericordia quiero y no sacrificio,

y conocimiento de Dios más que holocaustos.

(Oseas 6:6)

*

    Más importante que cualquier sacrificio, es nutrirnos espiritualmente, practicar la honradez, ser justos, y tratar con misericordia y amor a todos.