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Jesús de Nazaret

Jesús y la Regla de Oro

(Mateo 7:12 / Lucas 6:27 / Lucas 6:32-35)

    El principio ético que conocemos como Regla de Oro ha sido expresado a lo largo de la historia de distintas maneras (Leer: Regla de Oro).

    Jesús de Nazaret lo expresó así: Como queráis que los demás hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

    Sin embargo, Jesús agregó: Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian… Porque si solamente amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que les aman. Y si solamente hacéis el bien a los que os hacen el bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo… Vosotros, en cambio, amad a vuestros enemigos y haced el bien a todos.

    Es decir, a diferencia de otros, el Maestro Jesús deja muy claro que debemos tratar a todos de la mejor manera posible; no solamente a aquellos que nos tratan bien, sino también a aquellos que no necesariamente son nuestros amigos, aquellas personas con las cuales no simpatizamos, e incluso aquellos que pudiéramos considerar enemigos.

Reflexiones

La Regla de Oro

    Trata a los demás como te gustaría ser tratado, o también No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan, son variantes de un principio ético que se conoce como Regla de Oro y que forma parte de la ética de la reciprocidad.

    La Regla de Oro la podemos encontrar expresada de distintas maneras en diversas religiones y culturas, y por diferentes filósofos y sabios.

    A continuación, algunos ejemplos:

    En la Biblia, en Levítico 19:18, leemos: No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo.

    Y también: No hagas a los demás lo que a ti te desagrada. (Tobías 4:15)

    En Mateo 7:12 y Lucas 6:31 encontramos la Regla de Oro expresada por Jesús de Nazaret: Como queráis que los demás hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

        Y además Jesús dijo: Esto os mando: Que os améis los unos a los otros. (Juan 15:17)

    En alguna ocasión, alguien preguntó a Confucio: ¿Existe un principio que pueda guiar la conducta humana a través de la vida? Y Confucio respondió: No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan.

    Un hadiz islámico dice: Ninguno de vosotros es verdaderamente un devoto si no quiere para su prójimo lo que quiere para sí mismo.

    Se cuenta que un beduino se acercó al profeta Mahoma y exclamó: ¡Oh, mensajero de Dios! Enséñame una máxima cuya práctica me permita ir al Cielo. Entonces el profeta le dijo: Así como quisieras que los demás te hagan, haz con ellos; y lo que no te gusta que ellos te hagan, no les hagas. 

    En el Zoroastrismo, religión de origen persa, encontramos: No hagas a los demás lo que no es bueno para ti mismo. (Shayast-na-Shayast 13.29)

    Y en el Dhammapada, uno de los textos fundamentales del Budismo: Quien buscando la felicidad perjudica a los demás, no la alcanzará. La felicidad solamente es alcanzada por quien la busca sin perjudicar a los demás.

    Mahavira, principal figura del jainismo, enseñó: En la felicidad y el sufrimiento, en la alegría y el dolor, debemos considerar a todas las criaturas como nos consideramos a nosotros mismos.

    Y en épocas más recientes, el filósofo alemán Hans Reiner se refería a la Regla de Oro así: No hagas tú lo que reprochas a otros. Actúa como consideras que los demás deben hacerlo.

    Aunque no necesariamente los demás van a tratarte como tú los tratas; sin embargo, por principio, debes tratar a todos con bondad, ahimsa, honradez… Es decir, debes tratar a todos de la mejor manera posible; pero también, aplicando la ética de la reciprocidad y una variante no muy mencionada de la Regla de Oro…

NO DEBES PERMITIR

QUE ALGUIEN TE HAGA

LO QUE TÚ NO LE HARÍAS.

Reflexiones

Preceptos Délficos

    En Delfos, Grecia, específicamente en el templo dedicado a Apolo, existía un famoso oráculo en el cual “se consultaba a los dioses” acerca de diversos temas. Este oráculo ha sido conocido a través de la historia como el “Oráculo de Delfos”.

    El templo de Apolo fue construido en un lugar que era llamado “Pito” o “Pitón”, nombre que suele ser relacionado con el Dragón o gran Serpiente que –según la mitología– custodiaba un oráculo aún más antiguo. Apolo mató a este animal y se apoderó del lugar para establecer un oráculo suyo y así poder guiar a los seres humanos. Del nombre “Pito” o “Pitón” proviene el de las “pitias” o “pitonisas”, que eran las sacerdotisas que daban las respuestas del oráculo.

    En distintas partes del templo estaban escritas varias frases, atribuidas a los Siete Sabios de Grecia, que eran consideradas máximas o preceptos que debían regir la conducta de los seres humanos. Estas frases son conocidas como los “Preceptos Délficos” o “Máximas Pitias”. He aquí algunas de las más importantes:

  • Obedece al dios. Esto podría interpretarse como un llamado a obedecer las respuestas del oráculo, pues se creía que estas provenían de alguna deidad, principalmente de Apolo.
  • Respeta a los dioses, estima lo sagrado. La religiosidad griega se caracterizaba por su politeísmo; existían cultos a distintas deidades; por tanto, esta es una invitación a respetar y valorar las distintas expresiones religiosas.
  • Respeta a tus padres, honra tu casa, educa a tus hijos.
  • Respeta a los ancianos. En la antigüedad, las personas mayores eran muy estimadas por su experiencia y sabiduría; es un gran ejemplo que debemos seguir hoy también.
  • Conócete a ti mismo, revisa tu carácter.
  • Reflexiona sobre lo que hayas escuchado, cuídate del engaño. Reflexiona también sobre lo que hayas visto y/o leído, no le hagas caso a cualquier persona o cosa.
  • Ayuda a tus amigos, conserva la amistad, sé generoso.
  • Nada en exceso; domina tu carácter, domina tu lengua.
  • No seas dominado por la arrogancia, no alardees.
  • Busca la sabiduría, hazte amante del saber, no te canses de aprender.
  • No censures. Hay que respetar la libertad de expresión, pero también quienes se expresan deben hacerlo de manera responsable y veraz.
  • Actúa de modo justo, obra de acuerdo con tu conciencia.
  • No mates. Esta es una de las máximas presentes en distintas culturas y religiones; sin embargo, es una de las menos practicadas.
  • No envidies a nadie.
  • Trabaja por lo que es digno de ser adquirido; enriquécete de manera honrada.
  • Habla cuando sepas, responde en el momento oportuno.
  • Renuncia a la violencia, muestra benevolencia con todos, sé amable con todos, busca la concordia. Estos preceptos son equivalentes al “Amaos los unos a los otros” de Jesús y a la práctica de la “Ahimsa”.
  • Sé agradecido.
Reflexiones

Los Siete Sabios de Grecia

    Así eran llamados tradicionalmente siete hombres (filósofos, matemáticos, políticos, etc.) famosos por su sabiduría práctica, reflejada en sus frases y/o enseñanzas más célebres, las cuales tenían un carácter eminentemente cívico y ético; por tanto, buscaban fortalecer la convivencia ciudadana.

    A continuación, los Siete Sabios y algunas de sus enseñanzas más importantes:

Tales de Mileto: Filósofo, matemático, físico, astrónomo y legislador. Su vida está envuelta en el misterio, por lo cual existen numerosas leyendas acerca de la aplicación de su gran sabiduría.

  • Conócete a ti mismo.
  • Lo más difícil es conocerse a sí mismo. Lo más fácil es dar consejos a los demás.
  • La felicidad del cuerpo consiste en la salud; la de la inteligencia, en el saber.
  • Rechaza todo lo deshonesto.

Solón de Atenas: Poeta, político y legislador. Realizó reformas legales muy importantes para la democracia ateniense.

  • Nada en exceso.
  • Busca dentro de ti mismo, y allí lo encontrarás.
  • Las palabras van al corazón cuando están escritas con el corazón.
  • Si consideras que los demás deben rendir cuentas, ríndelas tú también.

Asimismo, es muy importante su Decálogo.

Bías de Priene: Filósofo y político. Se cuentan de él muchas anécdotas sobre su generosidad, solidaridad, elocuencia y sabiduría.

  • Gánate a la gente por la persuasión y no por la violencia. (Otra versión: Si pretendes lograr algo, utiliza la persuasión y no la violencia)
  • No seas ni ingenuo, ni malvado.
  • Procura la prudencia.
  • Hablar atropelladamente indica falta de juicio.

Quilón de Esparta: Político. Se destacó como éforo (magistrado elegido por el pueblo).

  • Si eres fuerte, sé también misericordioso.
  • No desees lo imposible.
  • Honra a los ancianos.
  • No hables mal de los difuntos.
  • No te rías de una persona en su desgracia.
  • Lo más difícil es guardar un secreto, emplear bien el tiempo y sufrir injurias sin quejarse.

Cleóbulo de Lindos: Poeta y político. Se dice que fue un gobernante ejemplar.

  • La moderación es lo mejor.
  • Sé amigo de la virtud y enemigo del vicio.
  • Las niñas deben ser educadas tanto como los varones.
  • No hagas nada con violencia.

Periandro de Corinto: Político. Se cuenta que Corinto gozó de una gran prosperidad y estabilidad durante su gobierno, a pesar de haber sido él un terrible tirano que cometió todo tipo de atrocidades; aunque algunos dicen que hubo dos Periandros, uno sabio y otro tirano.

  • Sé previsor con todas las cosas.
  • El ser humano no debe procurar la riqueza como recompensa de sus acciones.
  • Los bienes de este mundo son perecederos, sólo la virtud es eterna.
  • Buena es la serenidad; peligrosa es la precipitación.

Pítaco de Mitilene: Político y militar. Como gobernante de Mitilene, ejerció el poder favoreciendo a las clases populares.

  • Debes saber elegir la oportunidad.
  • Abstente de hablar mal, tanto de tus amigos como de tus enemigos.
  • El poder no corrompe, sino que pone en evidencia al ser humano. (Nos dice cómo es quien lo ejerce)
Reflexiones

El Decálogo de Solón

    Solón de Atenas fue un poeta, político y legislador griego que realizó reformas legales muy importantes para la democracia ateniense y es considerado uno de los “Siete Sabios” de Grecia. A este sabio se atribuyen las siguientes diez máximas o preceptos éticos que se les conoce como el “Decálogo de Solón”:

  1. Confía más en la honradez que en el juramento. Solón nos insta a prestar más atención a las obras y a la conducta, que a los juramentos y las palabras.
  2. No mientas. Esta es una máxima universal; la encontramos en las distintas culturas y religiones.
  3. Realiza buenas acciones. Según otras versiones: Aplícate a cosas útiles o Persigue objetivos dignos. En todo caso, es un llamado a tener una conducta virtuosa.
  4. No te hagas amigo de cualquiera y no abandones a quienes son tus amigos. La verdadera amistad es muy valiosa y difícil de encontrar; no cualquiera es un verdadero amigo; por tanto, si tienes amigos verdaderos, cultiva esa amistad.
  5. Manda cuando hayas aprendido a obedecer. Este precepto es vital para la democracia, pues todo líder auténticamente democrático gobierna obedeciendo al pueblo y a las leyes.
  6. No aconsejes lo más agradable, sino lo mejor. Con “lo mejor” Solón se refiere a lo que los griegos llamaban areté, es decir, lo excelente, lo más elevado.
  7. Ten por guía a la razón. Se refiere a que debemos guiarnos por la inteligencia, por la racionalidad, por la sensatez.
  8. No te familiarices con los malos. Los “malos” son la gente deshonesta, corrupta, sin ética, etc.
  9. Venera a los dioses. Es un llamado a cultivar la espiritualidad.
  10. Honra a tus Padres. Es otro precepto que también está presente en muchas culturas y religiones; recordemos, por ejemplo, el mandamiento judeocristiano: Honrarás a tu Padre y a tu Madre.
Símbolos

El Árbol del Conocimiento

    arbol-del-conocimientoSegún la Biblia, específicamente según el libro del Génesis, Dios ordenó que no se debía comer del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Sin embargo, la Serpiente señaló que al comer el fruto de ese árbol, los ojos serían abiertos y se podría saber lo bueno y lo malo. Finalmente, Adán y Eva comieron el fruto y fueron castigados por su desobediencia.

    El Árbol del Conocimiento (o Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal o Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal) y todo el relato, los personajes y los elementos asociados, tienen una simbología bastante amplia e interpretaciones muy diversas: libre albedrío, toma de decisiones, responsabilidad, consecuencias de las acciones realizadas y las decisiones tomadas, duda y confusión (por estar entremezclados el Bien y el Mal), etc.

    En la simbología bíblica, la Serpiente está relacionada con la tentación y con la astucia; de hecho, en el Génesis es calificada como el animal más astuto; no obstante, en la simbología esotérica está asociada –entre otras cosas– con el conocimiento; por tanto, al invitar a Eva a que coma el fruto para que sus ojos sean abiertos y pueda conocer el Bien y el Mal, se está refiriendo al conocimiento de la dualidad o totalidad dualista del mundo material (bueno y malo, placer y dolor, luz y oscuridad, sujeto y objeto, etc.), es decir, es una invitación a tomar conciencia de la dualidad materialista.

    El haber desobedecido a Dios comiendo el fruto del Árbol del Conocimiento es lo que se conoce como “Pecado Original”, pues a partir de ese acto de desobediencia se originaron todos los males del ser humano, simbolizados por los castigos que recibieron Adán y Eva. Pero ¿qué significa obedecer a Dios o desobedecerlo? “Obedecer a Dios” significa obedecer a valores éticos, morales, espirituales, etc., y llevar una vida acorde con ellos, lo cual produce consecuencias positivas; en cambio, “desobedecer a Dios” significa tener una conducta plagada de antivalores, lo cual –por supuesto– produce consecuencias nefastas al ser humano. Decía San Agustín que los frutos del Árbol no eran malos, sino la desobediencia de Adán y Eva.

    El monje budista Buddhadasa Bikkhu interpretaba el relato del Árbol del Conocimiento de una manera bien interesante. Él decía que todo este relato significa que el apego al dualismo es el “Pecado Original”, ya que es la base del apego a este mundo impermanente, insatisfactorio y superficial, y –por tanto– la causa principal del sufrimiento.

    Adán y Eva aún no tenían ningún concepto acerca de lo que era “bueno” y lo que era “malo”; solamente sabían que Dios les había dicho que no comieran de ese árbol; de modo que al sufrir las consecuencias de su desobediencia, comenzaron a comprenderlo. Esto representa al ser humano que está empezando a formarse moralmente, a darse cuenta de que sus acciones y decisiones generan consecuencias de las cuales él o ella es responsable. Representa también el libre albedrío porque cada quien elige o decide si obedece (a principios éticos y morales, por ejemplo) o desobedece, es decir, hace el “mal”.

    ¿Era un manzano el Árbol del Conocimiento?

    En latín, malus significa “malo”, pero al manzano (el árbol) también se le llamaba malus en latín, aunque su pronunciación era un poco diferente, y a su fruto (la manzana) se la llamaba mala. En la Biblia no se especifica si el Árbol del Conocimiento era un manzano. Todo parece indicar que al ser traducida la Biblia al latín comenzó la “confusión” de estos términos y se empezó a representar el Árbol del Conocimiento como un manzano. Además, en la antigüedad existían otros mitos similares relacionados con manzanas; como las manzanas del Jardín de las Hespérides, la manzana de la discordia, entre otros, y quizás influyeron también en la “confusión”. Por ejemplo, es importante señalar que en el Jardín de las Hespérides (mitología griega) había un árbol con manzanas de oro que era custodiado por un dragón (recordemos que la palabra “dragón” proviene del griego drakon que significa “serpiente”).