Padre Nuestro que estás en los Cielos. Santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino y hágase tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro Pan de cada día. Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del Mal. Pues tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, por los siglos de los siglos.
Amén
(Mateo 6:9-13 y Lucas 11:1-4)
El Padre Nuestro es una poderosa Oración-Meditación creada por el Maestro Jesús para nuestro Desarrollo Espiritual. Por tanto, no es para rezarlo apresuradamente, sino para rezarlo poco a poco y meditar con atención el significado de cada una de las frases que lo componen.
El Padre Nuestro ha llegado a nosotros en versiones diferentes, pero el mensaje esencial sigue siendo el mismo. La intención de Jesús es que podamos establecer una relación directa con nuestro Padre Divino.
Padre Nuestro que estás en los Cielos
El Maestro Jesús solía referirse a Dios como Abba (que en arameo significa “Padre”) y en alguna ocasión dijo: No llaméis padre vuestro a nadie en la Tierra, porque Uno es vuestro Padre: el que está en los Cielos. (Mateo 23:9)
La expresión “Padre Nuestro” significa que Dios es verdaderamente Padre de todos nosotros sin discriminación de ningún tipo; por tanto, somos hermanos. Al rezar y meditar esta oración, estamos orando y meditando a favor de todos. Jesús quiere que tengamos esto siempre presente y oremos a Dios con confianza, con fe, ya que todo buen padre (y Dios lo es) vela por sus hijos y procura que no les falte nada.
“Padre Nuestro” también significa que Dios es nuestro Origen, nuestra Esencia, y estar “en los Cielos” se refiere a la naturaleza de Dios (Dios es Espíritu), por lo cual -en Esencia- somos Espíritu.
(Leer: Uno es vuestro Padre)
Santificado sea tu Nombre
El Nombre de Dios es “Yo Soy” (Éxodo 3:14-15 / Leer: el Tetragrama). Por tanto, cuando digamos “Yo Soy” o utilicemos el verbo “Ser” (eres, es, somos, etc., en especial en primera persona: Soy), debemos acompañarlo de expresiones positivas, elevadas, espirituales, pues nos estaremos refiriendo realmente a la Esencia Divina, a nuestra Esencia, a lo que en Verdad somos, y no a las apariencias.
Esto tendrá un impacto muy positivo en nuestras vidas, pues las palabras tienen poder (Leer: Las Palabras / El Decreto) y Jesús conocía muy bien el poder de las palabras y la importancia de santificar el Nombre de Dios (Leer: Los “Yo Soy” del Maestro Jesús).
Torre fuerte es el Nombre de Dios, a Él acudirá el Justo y será socorrido. (Proverbios 18:10)
Venga a nosotros tu Reino
y hágase tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo
De esta manera estamos pidiendo a Dios que tome el control de todo, pues Dios sabe lo que realmente nos conviene, lo que es mejor para nosotros. Que se manifieste en este plano (Tierra) lo que esté en armonía con lo Divino, con lo Espiritual (Cielo). Que reine entre nosotros el amor, la solidaridad, la espiritualidad, el bienestar, la paz, etc., pues eso es lo que hay en su Reino y es lo que Dios quiere, es su Voluntad.
(Leer: El Reino de Dios)
Danos hoy nuestro Pan de cada día
El Pan simboliza todo aquello que necesitamos realmente en lo material y en lo espiritual. Además, no es algo egoísta, es el Pan de todos, es «nuestro Pan», es lo que necesitamos todos, estamos pidiendo para todos: Que Dios nos ayude a conseguir todo aquello que realmente necesitamos para nuestro bienestar material y espiritual. Dios es la única Fuente de todo bien y el único que puede satisfacer nuestras necesidades.
(Leer: Yo Soy el Pan de Vida)
Perdona nuestras ofensas
así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden
Según otras versiones: “Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Pues nuestros errores, excesos, pecados, ofensas, etc., se convierten en deudas kármicas que debemos saldar afrontando las consecuencias. Por tanto, pedimos perdón por esas ofensas, pero lo más importante es que pedimos que se nos perdone según la Regla de Oro, es decir, de la misma manera como tratamos (perdonamos) a los demás. Así, asumimos con humildad, justicia y reciprocidad que debemos perdonar si queremos ser perdonados.
(Leer: Presentar la Otra Mejilla)
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal
Estamos expuestos a todo tipo de tentaciones, desde las más evidentes hasta las más sutiles, es decir, estamos expuestos a toda clase de tendencias y conductas negativas que nos alejan del Ideal Crístico. Por tanto, aquí pedimos ayuda en nuestro esfuerzo contra las tentaciones y pedimos a Dios que nos dé discernimiento y fuerza de voluntad para poder seguir el ejemplo de Jesús que no sucumbió al ser tentado en el desierto, y también pedimos a Dios que nos ayude a liberarnos de toda negatividad y de toda maldad.
(Leer: Luz y Sal)
Pues tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria,
por los siglos de los siglos.
Amén
En la última frase reconocemos que Dios es Eterno, soberano Absoluto del Universo (Material y Espiritual), Todopoderoso y único merecedor de Gloria, lo cual nos obliga a erradicar de nosotros cualquier orgullo o soberbia y a cultivar la humildad.
Finalmente decimos “Amén”, la cual es una palabra de origen hebreo que significa “Así Sea” y tiene además otros significados de aprobación, pero “Amén” también es el acrónimo de la expresión hebrea El Mélej Neemán (Dios es un Rey Fiel en el cual debemos Confiar).
(Leer: Amén)