Misceláneas

El Vacío

(Tomado del Libro “El Tao de la Física” de Fritjof Capra)

    El vacío no está vacío; por el contrario, contiene un número ilimitado de partículas que nacen y se desvanecen incesantemente. El vacío de la física moderna presenta el más estrecho paralelismo con el vacío del misticismo oriental. Al igual que el vacío oriental, el «vacío físico» no es un estado de simple nada, sino que potencialmente contiene todas las formas del mundo de las partículas; estas formas, a su vez, no son entidades físicas independientes, sino meras manifestaciones transitorias del vacío fundamental. Como dice el Sutra del Corazón:

La forma es vacío y el vacío mismo es forma.

    La relación entre las partículas virtuales y el vacío es una relación esencialmente dinámica; el vacío es verdaderamente un «vacío vivo» que pulsa constantemente con ritmos de creación y de destrucción. El descubrimiento de la cualidad dinámica del vacío está considerado por muchos físicos como uno de los hallazgos más importantes de la física moderna. Desde el papel de vacío contenedor de los fenómenos físicos, el vacío se ha convertido en una entidad dinámica de la mayor importancia. De esta manera, los resultados de la física moderna parecen confirmar las palabras del sabio chino Chang Tsai:

Cuando se sabe que el gran vacío está lleno de “Chi”,

se da uno cuenta de que no existe la nada.

Símbolos

La Vid (Simbología)

  La Vid  Este árbol, su fruto (la uva) y la bebida elaborada a partir de su fruto (el vino) tienen una simbología muy importante relacionada con lo divino, con lo místico y con la vida.

    Según la mitología griega, Dionisos (Baco para los romanos) era el dios del vino y de la Vid. Representaba el placer y la alegría de vivir. Por tanto, en el culto a esta deidad el vino era la bebida fundamental, pues se afirmaba que embriagándose de vino se establecía un contacto místico con este dios.

    Aunque el Islam prohíbe el consumo de vino y de las bebidas alcohólicas en general, llama la atención el uso simbólico del vino en el sufismo (tradición mística del Islam); así, por citar sólo un ejemplo, en la poesía sufí podemos encontrar versos como estos:

Yo soy la copa; Dios, el vino.

Yo soy la flauta; Dios, el aliento.

Su Esencia, el Ser; yo, el no-ser;

yo, temporal; Dios, eterno.

(Nurbakish)

    En ellos vemos que el vino es símbolo de Dios como Ser Absoluto, Eterno e Inmanente a todos los seres. Además, en el sufismo a veces se hace referencia a Dios como “Vino Eterno”, pues se cree que pensar en su grandeza produce una especie de embriaguez que te hace olvidar los problemas.

Copa y Uvas

    En el cristianismo, la Vid y el vino son símbolos sumamente significativos. Según Juan el Evangelista, Jesús afirmó: Yo Soy la Vid verdadera (…) Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la Vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Una posible interpretación es: Quien lleva una vida acorde con las enseñanzas de Jesús fructifica, y no así quien lleva una vida desordenada.

    Uno de los milagros de Jesús que se menciona en los Evangelios es la transformación del agua en vino en las bodas de Caná; y, por supuesto, conocida es la identificación que se hace del vino con la sangre de Cristo en la Eucaristía.

    Un significado más “terrenal” es el de prosperidad, pues desde hace siglos el cultivo de la Vid, la exportación de uvas y la producción de vinos han sido los pilares de la economía de muchos países.

Antes que la rosa y la uva

existieran en el jardín del mundo,

de un Vino Eterno

estaba ebria nuestra alma.

(Neyshapuri Attar)