Símbolos

Azufre, Mercurio y Sal

   Azufre, Mercurio y Sal

    Según la Alquimia, todo está compuesto por Azufre, Mercurio y Sal, por lo cual se les conoce como Tria Principia, que en latín significa “Los Tres Principios”. Estos tienen una simbología bastante amplia e interesante que intentaré resumir a continuación.

    Espíritu, Alma y Cuerpo: El Azufre siempre ha estado asociado con el Fuego (lo confirma el triángulo del elemento fuego presente en su símbolo); en este caso se refiere al Fuego Sagrado, a nuestro Espíritu, nuestra Esencia Divina. El Mercurio representa el Alma, pero también la mente y las emociones. La Sal es todo lo externo, lo visible, lo físico, lo sólido; el cuerpo; es energía cristalizada, materializada.

    En la Alquimia, la palabra “Metal” simboliza al ser humano y se dice que doquiera haya Metal, hay Azufre, Mercurio y Sal; esto significa que todo ser humano está compuesto por Espíritu, Alma (mente y emociones) y Cuerpo.

        Opuestos y/o Complementarios: El Azufre es Yang, el Sol, lo Masculino; el Mercurio es Yin, la Luna, lo Femenino; aunque el Mercurio en sí mismo es dual (tiene a la Luna y al Sol en su símbolo). La Sal es lo estático y neutral.

    Así como en el Yin-Yang lo “activo” está presente en lo “pasivo” (y viceversa), se considera que el Azufre es pasivamente activo y el Mercurio es activamente pasivo, es decir, Azufre y Mercurio son las Fuerzas Masculina y Femenina que procuran unirse para crear.

    El Matrimonio Alquímico: Se conoce como Matrimonio Alquímico a la unión o combinación del Azufre y el Mercurio. Según los alquimistas, esta unión es indispensable para la realización de la Gran Obra o Piedra Filosofal. También se le conoce como el Matrimonio o Casamiento del Sol y la Luna, del Rey y la Reina, del Espíritu y el Alma. Este último es el llamado Matrimonio Místico; según el misticismo, el Alma se alejó de Dios para entregarse al mundo y, por tanto, ahora debe regresar al Espíritu, a Dios, y unirse con Él.

    Otras Correspondencias Simbólicas: Los Tres Principios (Azufre, Mercurio y Sal) actúan en los Cuatro Elementos (Fuego, Aire, Agua y Tierra), esto es, 3+4=7, número que simboliza la totalidad Espíritu-Materia, pero esta combinación de los Tria Principia con los Cuatro Elementos también se refiere a la unión de las virtudes teologales: Fe (Azufre), Esperanza (Mercurio) y Caridad (Sal), con la virtudes cardinales: Fortaleza (Fuego), Justicia (Aire), Templanza (Agua) y Prudencia (Tierra).

Reflexiones

Prudencia

    Del latín Prudentia, y ésta –a su vez– del latín Pro Videntia (Pro = hacia delante; Videntia, Videre = ver) que significa “Ver hacia delante”, “Ver por adelantado”, “Ver antes”, “Anticiparse”, es decir, la persona prudente es capaz de prever lo que pudiera ocurrir.

    En la ética aristotélica, la prudencia es interpretada como sabiduría práctica, como aquella virtud indispensable para alcanzar el punto medio, el equilibrio.

    Prudencia es moderación, cautela; es sensatez o buen juicio en las acciones y las palabras; es expresarse con claridad y de manera adecuada; es hacer lo correcto, ser respetuoso y no perjudicar; es conocer lo que está bien y lo que está mal, para realizar siempre las buenas acciones y alejarse de las malas.

    Epicuro de Samos, filósofo griego, escribió en su “Carta a Meneceo”: Lo más estimable y precioso de la filosofía es la prudencia, pues de la prudencia proceden las demás virtudes.